Temas de reporteo
El periodista como detective: seguir la pista de alguien. La gran relevancia del pequeño detalle. La importancia de la paciencia. Los riesgos de dejarse llevar por lo primero que uno ve en alguien. En un perfil la primera impresión no es lo que cuenta, aunque jamás debe olvidarse, pues sirve como luminoso punto de partida del reporteo. El escritor de perfiles es un recolector de evidencias. El escritor de perfiles percibe con sus cinco sentidos: vista, tacto, olfato, gusto, oído.
El archivo es la madre de toda buena historia. Un recorte de hace veinte años puede complementar de manera hermosa una escena actual.
La mentira del personaje: todos inventamos una ficción sobre nosotros mismos para que las cosas encajen. Toda justificación e interpretación autobiográfica descrita por el propio personaje es sospechosa.
El exceso de color, o el riesgo de caer en el inventario y apuntar cada mueble de la sala de estar del personaje. La grabadora es una aliada y un escudo protector. ¿Cuándo colocar algo tal como lo dijo el personaje? El diálogo en un perfil.
La tentación de lo fácil: buscar el lado humano de los personajes con violines de fondo: demasiado sencillo para cualquier reportero. Las fuentes. Amigos y enemigos del personaje. Creerle todo a un enemigo es negligente, pero creerle todo a un amigo es fatal.
Entrevistas. Cómo hacer una buena entrevista. Las mejores preguntas no siempre son las más inteligentes. Lo que el personaje cree importante suele ser lo menos importante y viceversa.
La inmersión: estar la mayor parte del tiempo con el personaje. Ver al personaje en acción. En la libreta de apuntes surgen las mejores ideas. El periodista como sujeto persistente. Ver al personaje en fotografías. El milenario hábito de interpretar que dicen los ojos de otra persona.
Temas de escritura
Narrativa de personaje. El héroe en la narrativa de ficción. El héroe en la narrativa de no ficción. En periodismo, todo personaje a ser trabajado requiere una justificación, explícita o implícita, de por qué está ahí. La leyenda popular sobre un personaje debe estar ahí. Las leyendas en torno a alguien existen por algo. Lo que la gente dice de uno como primer paso para descubrir el personaje que llevamos dentro.
Métodos de presentación del personaje. Método indirecto (Interpretación autoral), y Métodos directos (apariencia, acción, discurso y pensamiento).
Manejo del tiempo narrativo. Tiempo Escena, Tiempo Resumen y Tiempo Cero. Cómo elegir qué contar como una escena larga y qué mencionar al vuelo. La buena literatura no se compone solo de escenas, a menos que alguien quiera reescribir el Ulises de Joyce. El arte de aprovechar los tiempos muertos: no en todo momento debe pasar algo.
Las definiciones lúcidas. El escritor de perfiles es un narrador pensante que interpreta. Cómo hacer definiciones sin caer en el lugar común. Toda definición es un riesgo y el reportero es siempre un apostador informado. Los cronistas de todas las épocas se han equivocado (Truman Capote sentenció la rápida extinción de los Rolling Stones)
Persona narrativa. La elección. El peligro de la primera persona. El riesgo de querer parecer inteligente. La tercera persona y el narrador omnisciente: la cumbre de una buena investigación (Tomás Eloy Martínez, dixit). La magia de mostrar mucho en un perfil sin tener que decirle al lector yo lo vi. La segunda persona: dosificada puede ejercer un efecto hipnótico, pero abusar de ella es garrafal.
Ejercicios varios
Cómo escribir un autorretrato (con todo y foto). Si uno no se conoce no puede construir con palabras el propio personaje que lleva dentro. Jugar a definirse.
El perfil a ciegas. Trazar un perfil escrito del perfecto desconocido que tienes como compañero de curso. El arte de narrar bien lo que pareces como requisito para descubrir lo que eres.
Desarrollo de un perfil sobre un personaje que sea relevante y que provoque alguna motivación especial para el tallerista.